Nada



¡Vacío!, me gritaba la niñita de en frente, me decía que era un cobarde, que no seria capaz de superar nada nunca en la vida, y yo trataba de gritarle, pero no me escuchaba, fue cuando traté de cruzar la calle y una ola me atrapó. En ese segundo de mi vida me di cuenta que estaba perdiendo demasiado tiempo en demostrar cosas a personas que hace tiempo habían dejado de ver, y me convencí que podía volver a ser yo, así que me senté, y me puse a esperar que aquella persona que aun no sé quien es, me busque, y se quede conmigo para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario